En los últimos meses me encuentro inusualmente feliz y satisfecha con la vida, así que he pensado que voy a hacer una lista de razones y consejos que contribuyen a este estado, no solo por si os podéis aplicar alguno, sino para que me sirvan de recordatorio cuando mi ánimo vuelva a cambiar.

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Portada de Eduard Buk Ulreich para Vogue, noviembre, 1923

Queridas personas:

En los últimos meses me encuentro inusualmente feliz y satisfecha con la vida, así que he pensado que voy a hacer una lista de razones y consejos que contribuyen a este estado, no solo por si os podéis aplicar alguno, sino para que me sirvan de recordatorio cuando mi ánimo vuelva a cambiar. En esta lista cabe desde lo más esencial a lo más anecdótico, así que no esperéis mucha coherencia. Algunos epígrafes los desarrollaré y otros no. Quedaos con lo que os apetezca.

1. Las personas que más quieres pueden morirse en cualquier momento y sin previo aviso. Perdón por empezar así de fuerte, pero cuando tienes presente esta verdad terrible, se resuelven un montón de problemas: no vuelves a dudar de cómo es mejor invertir tu tiempo ni te enredas en conflictos o discusiones que no van a ningún lado. Por otra parte, los momentos felices toman más valor (es verdad que tú también te puedes morir en cualquier momento, pero pensar a menudo en esta verdad terrible no es tan útil y tiene efectos secundarios indeseados por lo que recomiendo ignorarla). 

2. Apuntarlo absolutamente todo (ideas, tareas pendientes, reflexiones aleatorias...) libera espacio en el cerebro. La función de dictado de los móviles hace unos años era una fábrica de frustración pero ahora es estupenda. Y la mayoría de aplicaciones para tomar notas te dejan poner un widget en la pantalla bloqueada. Le das a un botón, dices lo que te pasa por la cabeza y listo.

3. Reírse mientras saltas o corres es la mejor forma de reírse. A lo largo del día me hacen gracia muchas cosas, escribo «🤣» o «lloro», pero en realidad como mucho ejecuto una sonrisa. Otras veces sí me río en voz alta cuando mi novio repite por enésima vez las mismas bromas (la longevidad de cierto tipo de humor merece una reflexión aparte) o puedo llegar a las lágrimas y doblarme en la silla cuando estoy con mi hermana o con un grupo de amigos. Pero el efecto de esas carcajadas no es ni de lejos comparable con el que deja en mí la risa que comparto con mi sobrino cuando juego con él. Es una risa que me provoca una ligereza en el pecho difícil de explicar y aunque sería fácil atribuirla a las emociones del juego y la infancia, creo que simplemente tiene que ver con el ejercicio aeróbico. Es probable que si me riera bailando me sentara igual de bien.

4. Come como si te quisieras, no como si te odiaras.

5. Twitter es la red social que más feliz te puede hacer. Increíble, pero cierto. El truco consiste en no entrar jamás en la pestaña «Para ti» y usar principalmente las listas fijadas, organizadas por temas. Las redes sociales nos han destrozado el cerebro de muchas formas, pero creo que una de las causas principales es el desorden premeditado con el que se presenta la información: bueno para estimular la producción de dopamina y mantener su modelo de negocio, malo para todo lo demás. Con las listas de twitter puedes organizar las cuentas que sigues por temas y elegir, deslizando un dedo, según tu estado de ánimo. Nótese este orden de los factores. Si dejas que el algoritmo decida por ti, lo que leas te provocará un estado de ánimo que quizá no es el que te conviene fomentar. Ahora mismo en las listas los tuits aparecen de forma cronológica y no hay publicidad. Es así porque no mucha gente usa Twitter de este modo y no están prestándole mucha atención. Hay que disfrutarlo mientras dure.

6. Romantizar las estaciones es una fuente de felicidad interminable. Crisis climática mediante, la llegada de las estaciones es tan inexorable como el paso del tiempo. Puedes ignorarlas o puedes odiarlas, pero también puedes convertirlas en un generador de alegría gratuita que te dure de por vida. En los últimos años se ha reivindicado la importancia de volver a prestarles atención: nos conectan con nuestro entorno y nos hacen sentir parte del ciclo vital y bla, bla. No hace falta ponerse en plan druida si esa óptica no nos seduce. Solo hay que dejar atrás prejuicios anteriores (odiar la Navidad o el verano puede ser ya parte de tu identidad, ¿pero te renta?) y analizar de manera consciente qué cosas de cada estación nos gustan. Os aseguro que es posible disfrutar de todas. Incluso las partes más difíciles del año, como estos meses de enero y febrero que solo le gustan a la gente que esquía, se pueden salvar pensando en la estación que está por venir. ¿No habéis visto ya los almendros en flor? 

7. Nunca es demasiado tarde para empezar nada. De verdad. Es ridículo no hacer algo que te apetece porque pienses que es propio de otra edad o porque tiene una curva de aprendizaje larga. A veces las habilidades que has adquirido en otras áreas te hacen avanzar más rápido o te dan una perspectiva que otros en ese campo no tienen.

8. La ficción es una forma de vivir el doble. No me engaño, sé que mi felicidad de estos meses se debe principalmente a que mi trabajo ahora mismo es escribir ficción. Esto me permite salir de mí por un rato y ser otras personas, vivir situaciones ajenas a mi vida e incluso a mi tiempo y experimentar emociones que no tengo al alcance en mi día a día. Los seres humanos estamos loquísimos y hay que sacarle partido a esto. Sé que todo el mundo no puede o no quiere escribir ficción, pero exponerse a ella basta para disfrutar este efecto. Mi consejo es que no solo veáis o leáis historias para seguir la agenda mediática o participar en las conversaciones, elegid historias que queráis vivir, que os lleven a sitios interesantes, que multipliquen vuestras experiencias.

9. Mira a menudo las fotos que has hecho. Me puse un widget en el móvil que rescata fotos del carrete de forma aleatoria y las muestra en la pantalla de inicio. Me siento como una abuela con uno de esos marcos de fotos digitales, pero me da igual. A menudo una foto mala de un viaje que ni recordaba me alegra el día.

10. Menos luz eléctrica, más fuego.

 

🎧 A esta mujer hay que escucharla siempre, pero sobre todo en primavera.

 

Una serie

Hace una semana, me invitaron al estreno de Pobre Diablo, la serie creada por Miguel Esteban, Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla para HBO Max y fue un estreno raro porque nos pusieron los capítulos 1, 2 y 7. El primero y el segundo me gustaron suficiente como para recomendarla, pero el séptimo me dejó tocadísima durante varios días. Si lo veis, lo entenderéis.

 

Un tesoro

La sola existencia de este anillo milenario de oro y cornalina me hace bastante feliz. Ninguna duda de que a la persona del Antiguo Egipto que lo lucía le pasaba lo mismo. Por si el gato fuera poco, tiene un Ojo de Horus grabado en la base. ¿Qué más se puede pedir?

 

El club

Esta newsletter tiene una fantástica comunidad en Telegram. Para uniros solo tenéis que usar este enlace

Si tenéis problemas para dormir, os interesan los consejos que ha dado la comunidad en la entrada #51. Desde juegos mentales hasta weighted blankets. Aunque parece que lo que más triunfa es el CBD.

Y si más que dormir, os interesa soñar, los fletchers han recomendado un montón de pelis y libros sobre sueños en el post #50. 

Os recuerdo que en dos semanas abrimos otra vez el Club de Lectura para comentar el libro Sea of Tranquility (os dije el 4 de marzo, pero quería decir el 11, que es cuando toca la siguiente carta). ¡Aún tenéis tiempo! No hace falta además que os unáis el mismo día 11, podéis hacerlo más adelante, cuando os venga bien.

 

Una app

Esta app (Android / iOS)  la recomendó una persona en el canal de Telegram de esta newsletter (otra fuente de alegría continua) y aún no la he usado tanto como me gustaría, pero ya me ha hecho feliz varias veces. Por fin puedo poner cara y nombre a todos esos sujetos que rondan el jardín de mi hermana. Qué gusto da saber.

 

Unas palabras

Para las citas de hoy os traigo, ni más ni menos que a Carmen Laforet y a Emilia Pardo Bazán, en este orden. «Felicidad» es un término demasiado absoluto, pero ambas están de acuerdo en que la «alegría» y la «dicha» sí están a nuestro alcance. Solo hace falta trabajarlas un poco.

«Y estar resignados, simplemente, no es estar alegres, ni mucho menos ser alegres. La persona que está alegre tiene el mundo en sus manos por un momento —el momento de su alegría—; la persona que logra ser alegre es la que lucha y se esfuerza y tiene el valor de vivir con gusto de la vida».

«La alegría», La Actualidad Española, marzo de 1967.

«Arte supremo, en el cual consiste tal vez el secreto de la dicha, el de echar á un lado todo género de preocupaciones cuando se presenta un momento de los que en la vida son excepcionales y únicos».

El saludo de las brujas, 1898.

 

Espero que esta carta os haya servido de algo porque sé que vuestro nivel de buen vivir ya es alto. Que sepáis que siempre os imagino a todos leyéndome como la señora de la ilustración de arriba. No me defraudéis. 

 

Vosotros tomando notas.

 

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