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Queridas personas:
Hace poco, una lectora que conoce mi interés por Hildegard von Bingen me contó que su profesora de yoga es tan fan de la santa que lleva tatuada una de sus frases: Caritas abundat in omnia. El amor está en todas partes.
Esa frase me transporta a un instante de mis veintitantos, arrasada en lágrimas de felicidad, escuchando el mejor remix de All is Full of Love de Björk. Lo más parecido al éxtasis religioso que he experimentado es sentir ese amor incondicional y agradecido no hacia una persona, sino hacia todas las cosas.
Sé que tiene que ver con la química del cerebro y hay quien se droga con el único propósito de sentirse así, pero afortunadamente existen otras formas más sostenibles de alcanzar ese estado de comunión con el mundo.
Es normal que no siempre seamos capaces de encontrar belleza en lo que nos rodea ni de amar la vida como se supone que deberíamos. Pero si tenemos el recuerdo de haberlo experimentado, de haber sentido alguna vez esos fogonazos de intensa felicidad, no hay ninguna razón por la que no nos pueda volver a ocurrir. Y yo, personalmente, no querría perderme el próximo por nada del mundo.
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Canciones para convertirte en otros
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Personajes con los que compartiría piso
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No diría que esta serie sueca es buena o mala, no sería capaz de medirla con ese baremo. Solo sé que verla me hizo mucho bien. Me hizo feliz. Aunque parece que va sobre un amor raro entre dos personas, creo que tiene más que ver con aceptarse y entenderse uno mismo. Cuidado, porque empieza como una historia tonta, pero capítulo a capítulo enraíza y va creciendo dentro de ti.
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Universos a los que mudarme
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He rescatado un texto muy antiguo que escribí durante una época en la que, por pura necesidad, tenía educada la vista para encontrar el amor en todo lo que me rodeaba.
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Muchos amigos nos dicen que les gustan los fondos de Wallaland pero que solo pueden ponerse fondos sencillos porque están un poco cegatos. Como los queremos, hemos diseñado esta colección.
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En 2017, el MoMA de San Francisco lanzó el proyecto digital Send Me SFMOMA. Se trataba de un chatbot al que podías pedir que te mandara obras de su extensísimo catálogo: «Mándame gatos, mándame algo azul, mándame café...». Una forma fantástica de interactuar con el arte que no comprendo por qué se quedó en un proyecto y no es un servicio público estándar de todos los museos del mundo. Cuando el SFMOMA puso fin a la iniciativa, publicó una gráfica que me rompió el corazón: el mensaje que más repitió por parte de los usuarios fue «send me love».
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No es una solución permanente, pero ante un ataque de misantropía, siempre se puede acudir a este vídeo, que es mano de santo. En 58 segundos se vuelve a creer en la humanidad. Por cierto, el ser de luz que aparece en el vídeo nació en Halloween, hoy en día tiene 53 años y quién sabe, quizá siga siendo un ser de luz.
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Me despido ya. Espero que en estas semanas mantengáis el corazón bien abierto y encontréis amor en lo más insospechado.
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1. Origen irrastreable
2. Fotograma de Los osos amorosos
3. Origen irrastreable
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