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Queridos míos:

¿Os ha tocado una buena tormenta esta semana? Yo tuve mucha suerte.

Me gusta que el verano, luminoso hasta el punto de hacerse insoportable, tenga una faceta oscura. La de esas tormentas repentinas y arrebatadas que, por un rato, con su brisa fresca y su rara luz, crean una brecha en el espacio tiempo y te transportan a otra estación. Esos días grises de alivio en los que parece imposible que hace unas horas hubiera brillado el sol, y que a la mañana siguiente brille otra vez.

Y me gustan las noches de verano, cortas pero intensas. Las de este año son las más extrañas. Les falta la vibración de la música en directo y las verbenas. Les falta un reventar final de lágrimas o risa. Son asfixiantes de muchas formas. Como una bestia de sangre caliente, rumiando y dando vueltas, encerrada en una jaula.

 

💙 La canción

 

Para soñar o para quedarse en vela, una canción suave, líquida y densa, que sabe a nana y a noche.

 

🍊 La fragancia

 

Hace dos años, cuando también os hablé de las noches de verano, os dije que buscaba un perfume con olor a jazmín. No encontré ninguno que me gustara, todos me resultaban empalagosos. Hasta que descubrí que, como soy una analfabeta de los perfumes (cosa que me emociona reconocer porque significa que tengo todo un mundo por descubrir), había seguido la pista a la fragancia equivocada. El olor que me gusta en un perfume no es el jazmín sino el nerolí, la esencia de azahar. Y un día paseando por la calle, vi su nombre y entré una tienda. Compré este perfume que he usado casi a diario desde entonces. Buscadlo, probadlo y sabréis cómo huelo.

 

⏳ Quedan solo dos cartas más para que termine esta temporada de OLA. Después me tomaré un descanso y más tarde seguiré enviando Flecha. Si nunca la has recibido y quieres hacerlo, tienes que darte de alta aquí. La razón es que prefiero no acumular direcciones de personas que no me leen o me tienen abandonada en spam. Así que os agradezco este paso extra.

 

⚫ El novelón

 

En este texto conté que había perdido el interés por el artificio literario. No es cierto cuando se trata de Mariana Enríquez. Será porque su escritura prodigiosa parece de todo menos artificial. Acercarte a su obra es como entrar en una de esas antiguas ferias de curiosidades y maravillas. No exagero si os digo que es como descubrir a una Shirley Jackson o una Kelly Link escribiendo en español. Leí Nuestra parte de noche en las primeras semanas del confinamiento y me ayudó a escapar de una oscuridad a otra. Puede encuadrarse en el género de terror pero incluye todos los temas que hacen grande una novela. Es perfecta para devorar estos meses mientras dure el calor, y envidio a quien todavía no lo haya hecho. La historia tiene todo lo que me gusta de una tormenta de verano. Diría incluso que las primeras páginas huelen a ozono.

 

🚪 La dimensión

 

Me gustan las fotos de Linda Westin como me gustan todas las fotos que me transportan a otro plano. Este es el de una noche mágica, irreal, pero llena de fragancias intensas, ruidos aterradores y una sensación constante de humedad en la piel. Son portales a una noche que recuerdo haber visitado en libros como El color que cayó del cielo o The Southern Reach Trilogy.

 

Me despido por hoy. Esta semana os deseo la dosis justa de oscuridad.

Con cariño,
Carmen

P.D.:

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