Ver en navegador

Foto de Louise Dahl-Wolfe para Harper’s Bazaar, 1944

Queridos míos:

 

En mi anterior carta os dije que «vivir bien es la mejor venganza», pero no nos engañemos: vivir bien no es fácil. De hecho, podríamos decir que el mundo esté diseñado para que la mayoría vivamos mal por defecto.

 

Yo, por ejemplo, en contra de lo que algunos podáis pensar, no vivo subida a una hamaca y con un cóctel en la mano. Esa es mi actitud vital, desde luego, pero no la puedo ejercer tanto como me gustaría. Al igual que casi todo el mundo, de vez en cuando recibo mails de trabajo inoportunos, se me estropea el aire acondicionado, duermo mal o miro el móvil y deseo una vez más la exterminación de la raza humana. En esos casos suelo enfadarme. Y eso no me gusta.

 

La capacidad de enfadarse está muy cotizada en nuestros días. Hay quien basa toda su carrera mediática en ella, pero a mí, como supongo que a la mayoría de vosotros me sienta fatal. Para empezar, me da muchísimo calor y eso es algo que en verano no nos podemos permitir.

 

A estas alturas de mi vida, cuando me enfado, no me cuestiono si mi postura es razonable o no. No me importa si me sobran motivos. Lo que sé es que no quiero malgastar ni un minuto de mi tiempo en ese estado, así que procedo a buscar soluciones e invocar la calma. No es fácil, desde luego. Ojalá hubiera aprendido de pequeña, como hacen los niños ahora. Pero por suerte, me sé unos cuantos trucos.

 

🤖 La canción

 

Estás en 2019, pero no en ese último año «normal» que tanto echamos de menos, sino en uno de una línea temporal distópica donde el mundo se ha complicado mucho más que el nuestro. Para empezar, te has dado cuenta de que ¿quizá no seas una persona? Podrías enfadarte, ¿pero cómo sabrías que no te han programado para hacerlo? Mejor si te das un melancólico paseo nocturno por la ciudad escuchando esta canción que suena como una nana (¿no es alucinante que se compusiera originalmente en 1982?).

 

💬 Por favor, contadme en mi última publicación en Instagram o en Twitter vuestros trucos para serenaros. Hagamos terapia entre todos.

 

👁 El universo

 

Pocas cosas hay más calmantes que la luz tocando suavemente una superficie de agua plácida y haciéndote entornar los ojos. Quedémonos un ratito a respirar en las pinturas de Quinn Munson.

 

🧖‍♀️ La envidia

 

A veces, cuando quiero relajarme, me pongo un vídeo de Carita de rosa, que es como yo llamo a la dueña de este canal de YouTube. Fijaos en el ideón de negocio: va a salones de belleza de Tokio a que le hagan tratamientos, disfrutando del saber hacer nipón, y su hermana lo graba. Mi preferido de los que he visto es el de esta ninja del self-care. Me encantan sus comentarios en los subtítulos.

 

💌 Si conocéis a alguien que necesite calmarse en verano y queréis compartir esta carta, usad este enlace.

 

🦟 El remedio

 

Si hay algo del verano más odioso que el calor, son los mosquitos. Sobre todo si eres alérgica a su picadura como yo. No os voy a contar las cosas horribles que me han hecho esos despiadados insectos porque me vuelvo a enfadar. Concentrémonos en la mejor forma de evitarlos que yo he encontrado. Ya sabéis que la eficacia de estas lociones varía según el lugar, la persona y los mosquitos en cuestión. No sé si me la llevaría al Amazonas, pero para el atardecer en la playa o en un porche funciona. Y no es tan desagradable como otras, porque sus componentes no son tóxicos y huele a colonia de bebé. Después de todo, el placer no es solo lo que se disfruta, sino también el alivio cuando se deja de sufrir. Y por supuesto, también la satisfacción de mantenerse a salvo, de burlar por fin al enemigo.

 

🚫 La desrecomendación

 

Sería muy hipócrita por mi parte desrecomendaros que entraseis a Twitter porque yo misma lo hago y porque es un consejo tan estúpido como decirle a alguien que no esté triste. Sin embargo, tengo el truco definitivo para que esta red social del averno no os amargue la existencia. Cribar vuestra lista de seguidores estaría bien, pero es tan agotador como limpiar toda la casa. Se necesita energía para tomar decisiones y además, ¿qué criterio deberíais seguir? Demasiado complicado. Mi truco es mucho más fácil. Solo tenéis que crear una lista de Twitter y añadir a la gente cuyos tuits os hagan sentir bien en un 100 % de los casos: cuentas de arte, memes, Malacara, historia, animalicos... Lo que os funcione a vosotros. No debe haber ninguna coherencia temática, solo que sean tuits que os pongan de buen humor. Luego, fijáis esta lista y, si tenéis más fijadas, la ponéis la primera. Así, cuando abráis la aplicación, al mínimo síntoma de embajonamiento, deslizáis el dedito y pasáis a vuestro lugar feliz. Esto es clave: al ser un gesto tan sencillo, lo automatizamos y lo hacemos de forma inconsciente que es seguramente el modo en el que hemos entrado a Twitter. Probadlo y me contáis. A mí me ha cambiado el verano.

 

  Actitud para esta semana:

 

Aquí me despido. Hasta el sábado que viene enfadaos lo menos posible.

Con cariño,
Carmen

P.D.:

👐 Si has llegado aquí por un enlace y te ha gustado, suscríbete.

 

💨 Si no te apetece seguir leyéndome, date de baja.

 

Copyright © 2020 Carmen Pacheco, Todos los derechos reservados.