Quiero hablaros de un espejito negro que me tiene obsesionada.

20 de enero, 2024

de Carmen Pacheco

Obra de Anish Kapoor.

Queridas personas:

Hace unos trescientos años en Inglaterra, muchos aficionados a la pintura y al paisajismo salían a pasear por el campo en posesión de cierto objeto que me tiene obsesionada. Se trataba de un pequeño espejo de mano, redondo o cuadrado, ligeramente convexo y con la superficie oscurecida. Lo llamaban black mirror («espejo negro») o Claude glass («espejo de Claude», en referencia al pintor de paisajes Claude Lorrain) y tenía la sencilla y extraordinaria finalidad de atrapar una porción del paisaje reflejado, acotarlo dentro su marco y, gracias a su tinte oscuro, atenuar el detalle y la gama de colores para que la imagen se asemejara más a una pintura que a la realidad

Su uso se popularizó en el siglo XVIII y fue motivo de jocosas críticas, puesto que el portador del espejo debía paradójicamente colocarse de espaldas al paisaje que deseaba ver. Quizá era un poco ridículo, pero considero injustas las burlas ya que ni siquiera tenía las implicaciones de narcisismo asociadas a nuestros selfies actuales. La similitud con los espejitos negros que llevamos hoy en día en el bolsillo, a través de los cuales contemplamos la realidad o la embellecemos con filtros es tan obvia que supongo que a los creadores de la serie Black Mirror no les pasó por alto. O quizá ellos solo hacían alusión a las pantallas y ni siquiera sabían de la existencia de este invento anterior del mismo nombre, porque hay ciertas ideas que se repiten una y otra vez a lo largo de los siglos como si los humanos estuviéramos abocados a ellas.

Lo que me interesa de estos espejos negros no es el paralelismo con las fotos y los filtros de Instagram porque sus usuarios no tenían la intención de compartir lo que veían. No querían proyectar para otros una imagen embellecida de sí mismos y de su entorno. Sacaban a pasear estos objetos a veces en soledad, con el simple fin de observar una versión reducida y mejorada del mundo a su alrededor

Últimamente empatizo mucho con esta necesidad de hacer manejable mi mundo, acotarlo y dejar fuera el ruido que confundimos con la realidad. Cambiar el ángulo del espejo y enfocar lo que me importa, atenuar las estridencias sin perder los matices vitales y encontrar la armonía en medio del caos. En solo unos siglos hemos cambiado los espejos negros originales por otros capaces de conseguir el efecto contrario, pero sigue estando en nuestra mano usarlos para su propósito original.

 

🎧 A veces los paisajes también mejoran si se les añade música. Yo he proyectado esta canción sobre los cielos planos y tristones de enero y mis días se han vuelto más luminosos.

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Un consejo

¿Hay un formato ideal para los libros? Este es un aburridísimo debate que además solo unos pocos se pueden permitir. La mayoría, con el cerebro hecho papilla, nos vemos obligados a elegir el que menos fricción nos ocasione, el que, sea como sea, nos incite a leer más, y está claro que lo que tenemos siempre a mano es el móvil. Leerse una novela entera en una pantalla de bolsillo no es una aberración si funciona y además te salva de horas muertas mirando el cacofónico vacío de las redes sociales. Tengo un iPad, tengo un libro electrónico y tengo la casa llena de libros de papel, pero donde más leo es en el iPhone. Este consejo no solo me ha funcionado a mí para volver a leer una media de cuarenta libros al año sino que ha rehabilitado a muchos otros lectores descarriados que conozco. Así que hacedme caso y si queréis leer más, no lo dudéis.

 

Una causa

Aunque a veces no lo parezca, en internet siguen pasando cosas preciosas, como este proyecto. Hay árboles en Madrid que han visto mucho más que nosotros y deberían ser más reconocidos que la Cibeles.

 

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Una serie

Dos disculpas: en la penúltima carta que mandé hablé de una serie y la enlacé sin decir su nombre. Como los catálogos de las plataformas son distintos según el país, algunos os quedasteis con cara de estafa mirando una página no encontrada. Perdón. La serie es A Murder at the End of the World y dije que era mi preferida de 2023. ¿Lo era de verdad? Los remordimientos me atormentan desde entonces y la segunda disculpa se la debo a otra serie que me sacó de un momento muy oscuro y que merece aún más que la recomiende aquí porque no he leído a nadie hablar de ella a pesar de que es una joya. Se llama The Devil's Hour y lo mejor es no saber nada del argumento antes de verla. Ni siquiera el género. Solo diré que hay que tenerle paciencia y dejarse llevar. Os prometo que al final todo se entiende.

 

Un tesoro

¿Queréis ver cómo eran los espejos negros originales? Aquí tenéis toda una colección.

 

Una noticia

Vuestra querida remitente no solo escribe estas cartas. El año pasado estuve trabajando junto a Manuel Bartual en el guion de Santuario, la serie de Atresplayer que adaptará el podcast de ficción que también escribimos nosotros. ¡Y ya se ha empezado a rodar! Os dejo aquí la noticia con todos los detalles y a Valle y Pilar, interpretadas por Aura Garrido y Lucía Guerrero. Mientras escribo estas líneas, me pregunto todo el rato «¿de verdad está pasando?». Es una sensación muy rara.

 

Me despido ya. Imaginadme diminuta en el reflejo de un espejito de mano, alejándome lentamente.