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Claudia Schiffer fotografiada por Ellen von Unwerth para Vogue, 1989
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Queridos míos:
Lo he conseguido. Me ha costado dos islas, cinco playas, siete crucigramas, una novela negra y una infinidad de especies vegetales avistadas, pero por fin lo he encontrado: el miércoles pasado fue mi día de verano perfecto.
La fórmula es distinta para cada persona, pero creo que hay consenso en el resultado: un día feliz de despreocupación total en el que deberes, ansiedades y temores quedan prácticamente anulados por una afortunada sucesión de placeres inmediatos. Un día de continua conexión con el presente: con lo que ves y oyes, con lo que comes, con lo que vives. Un día en el que tu humor, las circunstancias y la suerte se alinean y todo resulta fácil, todo sale bien.
Un día de verano perfecto le alegra la vida a cualquiera pero en mi caso hizo mucho más que eso. Fue la prueba de que mi capacidad de felicidad sigue intacta. Y no sabéis el alivio que supone eso para alguien que la ha perdido alguna vez.
No me engaño. Sé que estos meses difíciles y las circunstancias con las que aún lidiamos le han pasado factura a mi ánimo como supongo que, en mayor o menor medida, nos ha ocurrido a todos. Pero, si al igual que a mí, este último mes os preocupa que algo dentro de vosotros se haya roto para siempre, dadle una oportunidad a este verano. Mantened la esperanza, teneros paciencia. Aún pueden llegar los días luminosos.
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🏝️ El tema
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Sé que de verdad me ha cambiado el ánimo porque llevo varias semanas queriendo poner aquí este clásico maravilloso, pero no me parecía que casara bien con el tono de las cartas (no os imagináis lo que tardo en elegir los temas, es ridículo). Y hoy, sin embargo, creo que es el día.
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¿Estáis leyendo mucho este verano? Yo casi nada. Tengo a mis arqueólogos de la antigua Mesopotamia abandonados porque no conseguía mantener la atención. Así que hace unos días tuve que recurrir a palabras mayores: la tercera entrega de una de mis sagas de novela policiaca preferidas (esta aún no está en español, pero la primera sí). Susie Steiner no escribe sobre crímenes, sino sobre personas. Hasta el punto de que a veces te olvidas de que hace unas cuantas páginas mataron a alguien. En la segunda novela aparecen dos personajes que a día de hoy sigo echando de menos.
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Soy una persona muy de estar en mi cocoon no solo figuradamente. Dame una bañera, dame una hamaca, dame aunque sea un armario bien ventilado. Sin embargo, no aprobaba del todo la adquisición por parte de mi novio de uno de esos refugios para la playa, que son como media tienda de campaña. Hasta ahora. Es verdad que sin nada de viento, pueden dar mucho calor, pero este verano he sido feliz acurrucada en su sombra, leyendo y disfrutando una visibilidad reducida del resto de gente en la playa. Así que os los recomiendo. Evitad esos endebles que se despliegan solos y optad por los de varillas. Montarlos y desmontarlos correctamente aporta un extra de satisfacción.
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💌 Os prometo que leo todas los correos que me mandáis y me hacen muchísima ilusión. Escribir estas cartas me lleva más tiempo del que parece y, estando de viaje, no he podido además contestar vuestros mensajes. En cuanto vuelva a Madrid me pongo con ello. 🙏
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Frederick Carl Frieseke no era solo —como podríais imaginaros al ver su obra— contemporáneo de Monet. Era su vecino. Sin embargo, mientras los cuadros de Monet me han parecido siempre melancólicos, los de Frieseke me transmiten mucha más luz. Más felicidad. Quizá a él le pasaba lo mismo y por eso decidió seguir pintando igual mientras el resto de impresionistas evolucionaban hacia otras corrientes. Como cuentan en su bio del Thyssen, «no le interesaban ni la vida urbana ni el arte moderno, y se jactaba de que muy raramente leía el periódico». Podríamos decir que Frieseke vivía permanentemente en su día de verano perfecto.
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💌 Si os gustan mis cartas y queréis agradecérmelo de alguna manera, recomendadlas. Me encanta recibir gente nueva todas las semanas y que cada vez seamos más en nuestro club (siempre exclusivo, no os preocupéis).
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Aquí me despido. Espero que esta semana encontréis vuestro día de verano perfecto, ¡o lo repitáis!
Con cariño,
Carmen
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