Ver en navegador

Foto de @vwioleth

Queridos míos:

 

En mi primera carta de este verano os conté que había leído la frase «vivir bien es la mejor venganza» y la había convertido en mi lema vital. Os descubrí su origen, pero no os dije dónde la leí yo, porque decidí reservarme el dato para la última carta del verano. Y hoy, por fin, ha llegado ese día.

 

La frase la leí en la novela The House Next Door de Anne Rivers Siddons. Es un comentario que la protagonista suelta de manera casual en un diálogo, pero que en realidad define por completo al personaje:

 

«"Mmmm, that’s good. You make good drinks. Roger says you’re the only woman in town whose drinks don’t give him diarrhea the next morning.”
“Walter made me learn before we got married. It was one of the conditions. Living well is the best revenge—old Spanish proverb or something"».

 

Me obsesionó la frase y me obsesionó la historia. Lo cual no es raro porque esta novela escrita en 1978, que increíblemente nunca ha sido traducida al español (editores, este dato me duele de verdad), es considerada una de las mejores novelas de terror del siglo XX.

 

Es un libro raro por muchos motivos, empezando porque de las diecinueve exitosas novelas que escribió Anne Rivers Siddons esta es la única que pertenece a ese género. Va sobre una casa maldita, pero no se trata de una mansión con turbio pasado, sino de una construcción moderna. Y el terror propiamente dicho tampoco es convencional.

 

Me interesan las obras de terror porque, más allá del puro entretenimiento, están llenas de símbolos y metáforas, a veces incluso involuntarios. Dicen mucho sobre nosotros y a mí, por lo menos, me hacen pensar.

 

Cuando leí este libro fue como si me mirase en un espejo distorsionado. Colquitt, la protagonista, era sin duda la persona que yo hubiera sido en su contexto. Es una mujer privilegiada y arrogante, de manera no irónica, que no cae bien a muchos lectores (en su ensayo Danza macabra, Stephen King la señala como uno de los pocos fallos de la novela). A mí me parece un personaje realista e interesante, que además me ayudó a verme a mí misma: la parte que me gusta y la parte que no. La parte que, si se dieran las circunstancias, podría llegar a ser.

 

Hay libros que se quedan dentro de ti y hay otros que te atrapan como una mansión encantada: tú te quedas dentro de ellos para siempre.

 

🛥️ La canción

 

Una canción perfecta para leer una última carta, para subir a un ferry, para esconder el rostro bajo el ala de un sombrero y mirar el lugar que se abandona, no sin cierta emoción.

 

🏹 En otoño empiezo a mandar Flecha. Si acabas de descubrirme, puedes suscribirte aquí.

 

💦 La fluidez

 

Las pinturas de Pedro Covo me dan paz y al mismo tiempo melancolía. Representan bien esa sensación de que las personas se vuelven líquidas y desaparecen un poco cuando entran en el agua.

 

📼 La nostalgia

 

Una vez os conté que el primer concierto al que fui en mi vida fue de Héroes del Silencio, pero no creo que haya que ser muy fan de la banda para disfrutar del documental de Netflix que cuenta su historia. A cualquiera que le apetezca recordar los noventa le puede gustar. Tiene momentos cómicos, escenas épicas en Pirineos y tremendas declaraciones que solo pueden salir de boca de una estrella del rock. En cualquier caso, si tenéis recuerdos propios de esa época, vedlo con cuidado. La nostalgia me atacó fuerte y no levanté cabeza en varios días.

 

🙏 Siempre os he dicho que leo todos los mensajes que me mandáis y que los agradezco infinito. Si no fuera por ellos, no creo que siguiera escribiendo estas cartas. Lo que he dejado de hacer este año es intentar responderlos todos porque entonces no me quedaría tiempo para invertir en OLA. Espero que me perdonéis y por favor, no dejéis de contarme lo que os apetezca.

 

🌪 El espectáculo

 

No os preocupéis si me notáis melancólica. Me pasa todos los años en la última carta. Me pongo triste en los días finales de agosto hasta que llega septiembre y me embarga la emoción de empezar un «nuevo curso». Por eso, la reconozco como una melancolía disfrutable y la exploto todo lo que puedo. Es el momento, por ejemplo, de ver este vídeo y sufrir porque «hay tanta belleza en el mundo». Desde luego la obra de Daniel Wurtzel va sobrada de melancolía y belleza.

 

🚫 La desrecomendación

 

En esta carta, por ser la última, os voy a hacer una desrecomendación difícil de seguir, pero interesante. Durante una semana o al menos un par de días, no leáis, veáis ni escuchéis nada que os haya recomendado una plataforma. Aprovechad el experimento para pedir recomendaciones a vuestros amigos o buscad los contenidos activamente. No tengo nada contra los sistemas de recomendación en sí, pero está bien ignorarlos de vez en cuando.

 

  Actitud para esta semana:

 

Y hasta aquí llegan mis cartas de este verano. ¿Volveremos a leernos? Eso espero. Si os habéis suscrito a OLA este año, igual no sabéis que estas cartas se convierten en Flecha a partir de otoño y las mando cada dos sábados. No puedo deciros la fecha exacta de mi vuelta, pero prometo que la espera merecerá la pena. Si me echáis de menos, ¡seguidme en Instagram o Twitter!

Con cariño,
Carmen

P.D.:

 

❌ Si no quieres recibir mis cartas, puedes darte de baja aquí.

 

Copyright © 2020 Carmen Pacheco, Todos los derechos reservados.