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Queridas personas:

 

Me gustaría que esta carta fuera una flecha de verdad. O al menos un dardo impregnado de un narcótico potente, instantáneo, que por supuesto no dejase resaca. Me gustaría entrar en vuestra sangre y calmar el corazón. Me gustaría subir a vuestro cerebro y tocar aquí y allí para que pudierais relajaros, descansar por un rato, olvidar la incertidumbre.

 

Me gustaría llegar, líquida e invisible, hasta el oído de las personas que trabajáis en los hospitales y susurraros «todo esto es horrible, pero pasará. Todo pasará. Lo estás haciendo bien». Y de la misma forma me gustaría poder decir a los enfermos que estáis aislados, pero no estáis solos. Que nadie es una cifra. Que los demás estamos atrapados en nuestras casas, pero pensamos en vosotros. Sufrimos por vosotros aunque no nos conozcamos. Y os seguimos esperando fuera.

 

Me gustaría que mis palabras, que son lo único que tengo, pudieran aliviar el dolor. O que por lo menos abrieran puertas en vuestra mente a pasillos secretos. Que llegarais por ellos a un lugar de calma. Una habitación llena de libros, la cocina de vuestra abuela, el fuerte de sábanas y sillas que hacíais de niños o esa playa de aquel día en aquellas vacaciones.

 

Me gustaría que esta carta fuera como ese sueño del que despiertas y todo sigue igual, pero dentro de ti se ha curado algo y por fin te encuentras mejor.

 

Canciones para convertirte en otros

Esta es una canción para escapar muy lejos sin moverte ni un centímetro. Es una de esas canciones que si la escuchas varias veces se convierte en una llave.

Datos que hacen el mundo interesante

Encontré este relieve en un libro y fue una de esas visiones misteriosas que te vuelven de vez en cuando a la cabeza. Es del siglo IV a. C., del templo de Anfiarao en Oropos, un lugar al que la gente peregrinaba para dormir allí y esperar un sueño. He leído varias interpretaciones pero la que más me gusta es esta: la persona enferma está soñando que el dios le cura el hombro y al mismo tiempo, en otro plano simbólico, una serpiente (la misma que hoy sigue viviendo en el logo de las farmacias) surge de su propio cuerpo y le cura con su mordisco. Es la definición de sueño sanador.

Una invitación.

Lecturas que te cambian

Para los que podemos permitírnoslo, el sueño es ahora un territorio sagrado que hay que defender ante la intromisión de las pantallas. Es nuestro mejor recurso para procesar toda esta pena, este duelo que estamos atravesando. Hace tiempo leí este artículo sobre la ciencia del sueño y me gusta pensar que, sí, somos frágiles, pero todos disponemos de un mecanismo supersofisticado que nos ayuda a curarnos física y mentalmente. 

Palabras mágicas

Hace años, en una de esas noches en las que sabes que no vas a poder dormir, me tropecé con estos versos. Digo que me tropecé con ellos porque estaban literalmente impresos en un folio, bajo el cristal de una mesa en la casa de una persona de mi familia (enfermera jubilada, por cierto). Son unos versos que Teresa de Jesús se escribió a sí misma y que llevaba manuscritos en el trozo de papel con el que marcaba las páginas de su breviario. Sentí vértigo al leerlos, no como si cayera, sino como si por fin dejara de caer. Los memoricé y los usé durante aquella época como un mantra con el que interrumpir mis bucles de pensamiento y pararme a respirar. Y el otro día volví a ellos, aliviada al comprobar que seguían funcionando. No creo en Dios, pero creo en el poder de las palabras de una mujer atravesando cinco siglos para salvarme en una noche oscura. Y eso me basta.

Un impacto profundo

En una carta de verano os hablé de Anne Louise Avery. Por entonces daba contexto en forma de microrrelato a vestidos antiguos, pero hace tiempo que ha empezado a escribir pequeñas fábulas que me parecen un tesoro. Esta en concreto se me quedó clavada.

Cocoon.

Carmen del pasado

Los que me seguís en Instagram ya lo habréis leído, pero aquí está para los demás: No dejéis de aplaudir. Cuanto más cansados estemos, más motivo habrá para seguir haciéndolo día tras día.

Hoy también me da vértigo despedirme por dos semanas, pero quizá un poco menos porque la incertidumbre es la nueva rutina. Durante estos días, dormid, descansad y sobre todo no os sintáis culpables por hacerlo.

La nueva realidad.

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📸 CRÉDITOS

1. Sleeping Beauty de Maxfield Parrish, 1912

2. Origen irrastreable

3. Origen irrastreable

4. Origen irrastreable