Queridas personas:

¿Qué tal lleváis estas señaladísimas fechas? No me lo contéis, porque no quiero saberlo. No quiero saber nada de lo que pasa en el mundo. Sí hace dos semanas dije que somos más felices cuando vivimos sincronizados con el ritmo de las estaciones y las tradiciones colectivas. Pero este fin de semana, cómo explicarlo... Es que ni siquiera me apetece explicarlo. Ya sabéis cómo soy.

Seguro que alguna vez habéis oído la expresión bottle episode. Es el nombre que se da a esos capítulos, dentro de una serie, que no tienen relación con la trama principal y pueden emitirse en cualquier momento. Se supone que están hechos con menos medios, pero precisamente porque no tienen continuidad con el resto de episodios, siempre me han creado una sensación rara e interesante. Así quiero que sea esta Flecha, una carta embotellada, completamente aislada del exterior.

Pensad en una de esas películas que empiezan con la imagen de una bola de nieve de cristal que contiene un pueblecito en miniatura. La cámara hace zoom sobre la bola hasta que vemos las calles y los edificios de la escena a tamaño real, porque es ahí donde transcurre la historia. Justo en ese lugar estamos ahora nosotros. Con, no una, sino dos capas de ficción protegiéndonos de la realidad.

Dentro de mi bola de nieve hay un edificio y en el edificio hay un ático y en el ático hay una fiesta. La decoración del piso es antigua y excéntrica, como el aspecto de los invitados. Hemos bebido un poco de más, así que es difícil recordar si estamos en Tel Aviv, Hong Kong o Nueva York. O qué año es. Parece que hemos perdido de vista a nuestros amigos, pero eso también da un poco igual. La gente ha empezado a fumar en el salón (no os preocupéis, no es vuestra casa) y la fiesta ha alcanzado su punto de no retorno. De repente, suena este tema. Durante exactamente 45 segundos los invitados se callan y escuchan con atención. Entonces, una mano invisible agita el edificio, la casa y la fiesta, y todo el mundo comienza a bailar como si su vida dependiera de ello.

Me gusta cuando los personajes de una serie están enganchados a otra serie que solo existe en su mundo ficticio. O cuando en un videjouego puedes ponerte a los mandos de otro juego dentro del juego. Kelly Link, como ya os dije una vez, es una creadora excepcional de realidades paralelas y tiene un extraño relato sobre una ficción dentro de otra ficción que se puede leer en inglés aquí. Cuidado al entrar en él, porque sería terrible que no pudierais salir.

Me gustan tanto las historias dentro de historias que desde que mi hermana y yo nos propusimos hacer nuestro siguiente libro, tuve claro que la estructura sería esa. Si me seguís en Instagram, probablemente ya visteis que Laura adelantó la portada, pero yo os traigo a mis queridos fletchers, en exclusiva, la sinopsis que ha preparado la editorial, para que podáis leerla antes que nadie:

Siete criadas viejas como el tiempo cuidan de una oscura mansión. Su vida está hecha de rutinas: durante el día, limpian, cocinan y sirven; por la noche, se sientan en corro en el desván y se turnan para narrar las historias más extraordinarias a la luz de una vela. Esta noche, sin embargo, en lugar de contar relatos ficticios poblados de héroes, cada una de ellas por fin dará nombre a su –también extraodinaria, también heroica– verdad. Así arranca este libro hipnótico y envolvente que las hermanas Pacheco han construido mano a mano para invitarnos a reflexionar sobre los arquetipos femeninos y la libertad.

El libro se publicará en marzo, con Lunwerg Editores, así que por esas fechas os hablaré más sobre él. ¿Tenéis ganas de leerlo? Esto sí me lo podéis decir.

Dos personas me han enviado un enlace, diciéndome que les parecía algo sacado de Flecha y en ambos casos se trataba de una noticia sobre historias dentro de objetos: el cartucho intacto que transportaba una paloma mensajera hace más de cien años y el carrete de fotos de una pareja misteriosa del siglo pasado. Así que si os encontráis con más historias de este tipo, mandádmelas y las recopilaré aquí. Será nuestra colección privada.

En mi anterior carta os pedí que me enviarais vuestras sugerencias para Flecha y, como era de esperar, me mandasteis poquísimas ideas, pero un montón de mensajes preciosos. Las personas que rellenasteis el formulario sois las mejores y quiero que sepáis que en mi realidad paralela os he puesto a vivir en las casas más bonitas, con todos los gastos pagados y unas vistas increíbles.

Yo me despido ya, pero espero que os quedéis un rato más explorando esta dimensión embotellada, donde es siempre sábado, nieva pero no hace demasiado frío y hay fiestas en todos los áticos.

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