Con todo el dolor de mi corazón, me tengo que despedir este verano.

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Foto de Zulu y Zephyr

Queridas personas:
 

La próxima vez que vayáis a la playa, hacedme un favor. Cerrad los ojos, apartad de un manotazo mental las voces, las risas o la música, y atended solo al ruido de las olas. Se ha escrito mucho sobre este sonido: que calma, que sana, que nos aporta paz. Siempre se habla de él desde una perspectiva humana, cuando nuestra existencia, el estrépito que hacemos todos a la vez, no es nada, apenas un insignificante suspiro a su lado.

Mientras escucháis, recordad que el mar ya estaba ahí antes de que nadie recorriera su orilla, antes de que se oyeran risas, gritos o chapoteos. Recordad que su sonido no es solo anterior a cualquier civilización humana y a la existencia de nuestra propia especie, sino a la de cualquier otra. Estaba ahí antes que los dinosaurios, antes que las plantas, antes que cualquier forma de vida. Ese sonido incesante del mar estrellándose contra la tierra pertenece a una era casi impensable, donde este mundo era solo agua y roca, una danza de presiones y temperaturas, simples estados de la materia. Es un sonido tan primigenio como el del viento, como el de la erupción de un volcán, solo que el de las olas siempre está ahí. No calla, no se agota, no cesa. No hay fuerza que pueda pararlo. 


Y el rumor de las olas seguirá presente cuando nosotros ya no estemos, cuando nos deshagamos, cuando todo lo que somos pierda su forma y volvamos a la roca y al agua. Seguirá ahí cuando ya no quede nadie para oírlo. Pensad en lo increíble que resulta ser breves testigos de un sonido que se ha mantenido constante durante cuatro mil millones de años. Aferraos a él como una certeza, una verdad absoluta. Dejad que arrastre vuestros pensamientos y os limpie por dentro. Dejad que, ola a ola, rompa todas las preocupaciones, todas las ficciones de la mente, que os vacíe y vuelva a llenaros. Dejad que os recuerde que no somos nada y a la vez somos parte de algo extraordinario.  

 

๐Ÿ’ง La canción

 

Reencontrar este tema para ponerlo en esta carta me costó literalmente cuatro horas de arqueología mental y digital (recordaba el sonido, pero nada de la letra, el título o la banda). Y solo gracias a la ayuda del mismo amigo que me debió de grabar esta canción en un CD hace varias vidas, la pude recuperar. Espero que cuando la escuchéis, penséis que ha merecido la pena.

 

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๐Ÿ›Ÿ La lectura

 

Este es un libro raro. A ratos me fascinaba y a ratos lo encontraba lento y fastidioso para tener poco más de doscientas páginas. Pero es de esas lecturas que se quedan contigo y que te gustan más y más según pasa el tiempo. Yo lo leí en inglés, pero está también en español.

 

๐Ÿ‹‍๐ŸŸฉ El perfume

 

Os dije en una carta anterior que este verano estaba huérfana de perfume. Desde entonces he probado bastantes, ha sido mi terapia hedonista en estas semanas de trabajo. Y al fin he encontrado uno perfecto para mí: New Study (Postcard) de Miller et Bertaux. Tal y como yo lo percibo (sabéis que la experiencia es subjetiva), huele primero a una lima dulce y luego deja paso a la hoja de higuera. Me lleva a un lugar feliz. El hecho de que se llame Postcard es perfecto, porque es a lo que olerían estas cartas si os las pudiera perfumar.

 

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๐ŸงŠ La noticia

 

Si habéis leído el texto con el que empieza esta carta y habéis pensado «muy bien, ¿pero y si los mares se congelan? ¿no se detendría entonces el sonido de las olas?» sois mi tipo de gente. De hecho, es muy posible que desde hace cuatro mil millones de años hasta ahora haya pasado eso alguna vez. Para que me perdonéis esa imprecisión científica, os dejo esta noticia fascinante: el mayor iceberg del mundo está atrapado, dando vueltas sobre sí mismo, en mitad del océano, por un inusual fenómeno físico. Nadie sabe por cuánto tiempo se va a mantener así, pero solo mientras lo haga, seguirá existiendo.

 

๐Ÿ‘€ Los tuits

 
 

๐Ÿ‘‹ La despedida

 

Esta es mi última carta de la temporada de verano. Me hubiera gustado acompañaros el resto de agosto, pero el espacio-tiempo tiene sus limitaciones y mi cabecita más. De todas formas, cinco cartas ya me parecen un milagro, con todo lo que he estado haciendo a la vez. No os preocupéis por mí, estoy bien, feliz de tener tantos proyectos en marcha y contenta de poder contároslos cuando vuelva. Imposible saber cuándo, pero normalmente, durante los meses que no mando la newsletter, estoy más activa en Instagram, Telegram o X. Si me queréis seguir leyendo, seguidme por esos canales. Prometo dar señales de vida.

 

Mood de la semana:

 

Me despido ya. Cuando estéis junto al mar, acordaos de mí.

P.D.:

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