Queridos míos:

Cuando leáis esto espero haber amanecido con el canto de los pájaros y no el pitido de las máquinas que están reformando mi calle. Espero estar viendo árboles o incluso los tomates en el huerto. Espero estar intentando que cierto perro y cierto gato se dignen a hacerme caso. Y espero estar desayunando en el porche, aunque sea sin cruzar abrazos, con dos personas a las que tengo muchas ganas de ver.

En este verano de aspiraciones modestas, me parece un sueño abandonar por unos días el asfalto y rodearme de viñas y árboles. Y me hace ilusión además volver al lugar desde donde cada verano he leído las respuestas a alguna de mis cartas. Tengo el recuerdo de haberos enseñado a través de Instagram el sonido atronador de las cigarras en el porche, la bendita indiferencia del perro hacia todos los asuntos humanos (que no impliquen comida) y la hamaca enganchada a las ramas de un ciruelo. Y tengo el recuerdo de haberos tenido allí conmigo y haber visto las fotos de los lugares desde donde me leíais.

Me habéis dicho varias personas que mis cartas os aportan una dosis de normalidad este verano, porque os recuerdan otros años, y os transportan a ese estado mental de entonces, en el que lidiábamos con menos incertidumbre. A mí me pasa lo mismo al escribirlas. Creo que vosotros y yo, aunque no nos conozcamos, hemos creado entre estas líneas un espacio imaginario, un refugio. Como cuando recuerdas una novela que leíste y no solo se te viene a la cabeza la trama sino que te transportas al instante a esa playa donde tu pelo goteaba agua salada y mojaste sin querer las páginas del libro. La escritura y la lectura son conjuros poderosos y me alegro de que este verano sigamos conservando nuestra magia.

☀️ La canción

Me parece inexplicable que nunca haya incluido esta canción, concretamente esta versión, en una de mis cartas. Tengo el recuerdo de haberlo hecho, pero he revisado todo el archivo sin encontrarla. Imperdonable, porque esta canción suena a mañana alegre de verano y es obligatorio que tenga su sitio aquí.

🦋 ¿Os acordáis de Wallaland, la web que mi novio y yo hacemos por amor al arte, literalmente? Pues las dos últimas colecciones que hemos subido son bastante veraniegas y he pensado que igual os gustan. Yo he estado usando este fondo y ahora llevo este.

🍌 La rivalidad

Siempre he querido hablaros aquí del estampado de hojas de bananero que se volvió a poner de moda hace algunos años y que es eterna tendencia en mi corazón por ser el motivo predominante en el dormitorio de Blanche Devereaux de Las Chicas de Oro. El estampado se llama Martinique y fue creado en 1942 por el diseñador Don Loper. Es precioso, pero es una evidente copia del estampado Brazilliance, creado en 1937 por Dorothy Draper. Sobre esta decoradora podría escribir una carta entera o incluso una novela, pero centrémonos hoy en la rivalidad entre ambos estampados, que ha llegado a nuestros días sobreviviendo a sus creadores. ¿Cuál os gusta más? Si os decantáis por uno, contádmelo en mis historias de Instagram. A mí me rompe el corazón admitirlo, pero la copia me parece más elegante. Y otra cosa que me fascina de este asunto y que no encuentro mencionada en ningún artículo: Don Loper + Dorothy Draper: ¡Don Draper! Aunque el personaje de Mad Men está basado en el publicista Draper Daniels, no me digáis que no es una extraordinaria casualidad.

👨‍🎨 El talento

Como ya sabéis o bien os podéis imaginar, en esta carta somos devotos de Sorolla, su obra y el maravilloso jardín de su casa museo (algo he oído de que lo van a reformar y no quiero ni imaginarlo). Siempre que pensamos en su pintura se nos vienen a la mente esas escenas marinas, con el blanco y el azul del mar. ¿Pero podemos por favor dedicar un minuto a maravillarnos con su talento para representar las plantas y la luz cayendo sobre ellas? Gracias. Mejor que sean dos minutos.

🏮 La moda

Hace tiempo os hablé de los beach pyjamas, una de esas modas, como las Birkenstock que volvió hace años y a la que debemos aferrarnos con uñas y dientes en nombre de nuestra comodidad. Esta semana habré visto este vídeo en bucle unas diez veces y me acordé de las moga japonesas, abreviatura de modan gaaru (modern girls) y sus beach pyjamas, al estilo occidental. Estas chicas marcaban una tendencia opuesta a la que se ve en el vídeo y al mismo tiempo hacían algo muy parecido. Un gesto que se tachaba de frívolo y caprichoso, y que por supuesto fue fagocitado por el capitalismo, pero que en el fondo tenía mucho de reivindicación.

Me despido aquí. Espero que esta carta os haya refrescado un poco y os haya transportado a vuestro lugar feliz de otros veranos.

Con cariño,
Carmen

P.D.:

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