Hace muchos años trabajé en una agencia de publicidad que tenía como directivo a un señor elegante y mayor, en el mejor sentido de la palabra.

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Xingye Jing

Queridas personas:

Hace muchos años trabajé en una agencia de publicidad que tenía como directivo a un señor elegante y mayor, en el mejor sentido de la palabra. No recuerdo ninguno de sus méritos profesionales y no tengo la menor idea de si mi admiración estaba justificada, porque siempre he sido de afectos un tanto desinformados. Lo que recuerdo con claridad es que este señor se pasó un día por la planta donde trabajábamos los veinteañeros creativos y, en mi memoria, la escena se asemeja a cuando una persona de carne y hueso aparece en Barrio Sésamo y charla con los muppets. 

Por supuesto tampoco recuerdo el motivo y el tema de la conversación, pero sí que el intercambio con nosotros fue breve, excéntrico y agradable. En algún momento el señor se quejó de que «la gente ahora no piensa». Dijo que para pensar había que articular los razonamientos, desarrollarlos y profundizar en ellos y que la mayoría de la gente simplemente rebotaba de una frase corta a otra: «Hace frío, tengo que comprarme una medias, me pica el pie, me apetece ir al cine». Lo de las medias lo dijo literalmente porque recuerdo que me hizo gracia. Es muy de señor poner ese ejemplo de las medias como el colmo de la superficialidad, pero por lo demás estuve y sigo de acuerdo con él.

En aquel momento no me sentí demasiado aludida y sin embargo, sus palabras se quedaron conmigo todos estos años. Porque reconozcámoslo: ese rebotar de la consciencia de un tema a otro, con memorias fugaces y frases incompletas, es el modo mental por defecto de nuestros días. Y quizá en otras épocas de menos distracciones, tampoco era muy distinto. No creo ni que el propio señor mayor y elegante pueda evitar caer en ello la mayor parte del tiempo. Pero entiendo que cuando él decía «pensar» se refería a otra cosa. Se refería a algo mejor.

Esta es mi propia respuesta a la carta que os mandé hace unas semanas. Si nuestro cerebro está configurado de tal forma que tendemos a abstraernos y nos impide mantenernos más de unos minutos en el momento presente, quizá debamos trabajar esa «neurosis por naturaleza» y convertirla en algo que nos sirva.

Yo escribo para pensar. Escribir para mí consiste en poner a prueba mis ideas, buscarles las palabras adecuadas e hilar con sentido mis razonamientos. Pero no me refiero solo a lo que publico con un determinado fin. Escribo para entenderme, para escucharme, para oírme pensar. Y cuando estoy así, poniendo con cuidado una palabra detrás de otra, me siento «yo» y me siento en paz.

Pensar de manera consciente, además de esfuerzo requiere tiempo y es por esto que puede considerarse un privilegio. No es posible, por ejemplo, pensar bien cuando trabajas a contrarreloj. Lo cual resulta paradójico. En ese tipo de situaciones te vendría bien disponer de unos minutos para reflexionar, pero el sistema favorece que no los tengas.

Pensar no es solo leer los pensamientos de otros, sino dedicar un rato a procesarlos, enfrentarlos con tus conocimientos previos y sacar tus propias conclusiones. Pensar es en cierta forma detonar una pequeña revolución en tu cabeza.

 

🎧 Un tema para mirar por la ventana de un rascacielos en Tokio, mientras fuera nieva y tus pensamientos te llevan a lugares dentro de ti que aún no habías visitado.

 

Una lectura

Este libro no es ningún descubrimiento porque estuvo muy de moda hace unos años. Pero para mí esta historia autobiográfica es un ejemplo perfecto de que somos producto de lo que sabemos, lo que nos cuentan, lo que leemos y lo que pensamos. Y aunque nuestro contexto determina la mayor parte de ello, podemos buscar la vía para trazar un rumbo propio. ☞ En Kindle / En librerías

 

Un tesoro

A veces los objetos del pasado que más me impresionan son los que más se parecen a los nuestros. Esta es una tablilla egipcia de hace casi cuatro mil años, en la que presumiblemente un estudiante escribió su ejercicio y un profesor marcó sus errores en rojo.

 

Vuestras recomendaciones

No sabéis cuánto os agradezco vuestras recomendaciones. De hecho, me han gustado tanto que he decidido agruparlas por temas y hacer una sección fija para compartirlas. Hoy la voy a dedicar a las apps que os resultan útiles y voy a añadir mis propios comentarios al respecto (algunas están para iOS y Android, otras no... Ya sabéis, así es la vida).

  • Notion: La más recomendada. Me da un poco de envidia que le saquéis tanto partido porque yo lo intenté con fervor durante años, pero no cuajó. Encuentro demasiada fricción en el uso y ahora solo la utilizo para crear documentos compartibles (que no es poco, la verdad). Coda es otra alternativa similar si os gusta ese sistema.
  • Stoic: Esta app-diario me pareció tan bonita y tan marcoaureliana que me la bajé para probarla. Cambié el idioma a inglés porque en mi humilde opinión está traducida regular.
  • EMMO: Parecida a Stoic pero en versión supercute.
  • 1SecondEveryday: Cuando leí esta recomendación, me acordé de que yo quería usar esta app desde hace mucho. Así que fui a bajármela y me di cuenta de que ya la tenía instalada y que incluso había rellenado el día 1 de enero de 2021. Típico de mí. Este año, de momento, la llevo al día, estoy muy motivada y me está encantando.
  • Goodreads y el Goodreads challenge: No me voy a extender porque imagino que la conocéis y además es ahí donde hice el reto al que me refiero en este hilo.
  • Google Keep: Yo no la he usado nunca, pero la persona que la recomienda hace aquí sus menús semanales y su lista de la compra.
  • Pocket: Esta es la app en la que yo guardo los artículos que quiero leer, pero la persona que la recomienda (la misma que usa Keep) me ha recordado que tiene una función que te lee los textos mientras haces cosas o te vas de paseo. Yo lo supe, la usé una vez y lo olvidé por completo. Gracias por ayudarme a restaurar mi cerebro.


Aprovecho también para contestar lo que varios me habéis preguntado. Para escribir mi diario y también para organizarme, trabajar, pensar y hacer absolutamente todo, uso Roam Research. Pero no puedo recomendarla porque ahora mismo su futuro me parece incierto, es cara y tiene una curva de iniciación algo dolorosa. En este artículo encontraréis información sobre cómo funciona y en qué se diferencia de Notion (aviso: por si acaso os sedujera esa fantástica visualización de vuestra «red de pensamiento» os enseño el gráfico o, más bien, maraña de la mía en su versión más simplificada. Yo no le encuentro ninguna utilidad a esa función). Si os interesa mucho, podéis probarla bajo vuestra propia cuenta y riesgo o investigar otras alternativas como Obsidian.

He dejado el formulario abierto para que sigáis haciéndome recomendaciones de todas las cosas que os hacen la vida más fácil.

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Hasta aquí mi carta de hoy. Espero que os haya dado qué pensar.

 

Yo también pienso mejor así.

 

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